El
dióxido de carbono es un gas incoloro, inoloro y con un sabor acido. Su
estructura molecular está compuesta de un átomo de carbono y dos átomos de oxigeno,
es decir, según la nomenclatura química CO2.
Como parte del ciclo del carbono, plantas, algas y cianobacterias usan la energía lumínica del Sol para
fotosintetizar carbohidratos a partir del dióxido de carbono y el agua,
expulsando oxígeno como desecho de la reacción. Sin embargo, las plantas no
pueden hacer la fotosíntesis por la noche o en oscuridad, desprendiendo una
cantidad menor de dióxido de carbono debido a la respiración celular. No solo las
plantas, la mayoría de los organismos en la Tierra que respiran expulsan dióxido de
carbono como desecho del metabolismo, incluyendo al ser humano. El dióxido de
carbono es producido también por la combustión del carbón y los hidrocarburos, y es
emitido por volcanes, géiseres y fuentes volcánicas.
Ciclo del carbono
El ciclo del
dióxido de carbono comprende, en primer lugar, un ciclo biológico donde se
producen unos intercambios de carbono (CO2) entre la respiración de
los seres vivos y la atmósfera. La retención del carbono se produce a través de
la fotosíntesis de las plantas, y la emisión a la atmósfera, a través
de la respiración animal y vegetal. Este proceso es relativamente corto y puede
renovar el carbono de toda la Tierra en 20 años. En segundo
lugar, el ciclo del dióxido de carbono comprende un ciclo biogeoquímico más
extenso que el biológico y que regula la transferencia entre la atmósfera y los
océanos y el suelo (litosfera). El CO2 emitido a la atmósfera,
si supera al contenido en los océanos, ríos, etc., es absorbido con facilidad
por el agua, convirtiéndose en ácido carbónico (H2CO3).
Este ácido débil influye sobre los silicatos que constituyen las rocas y se
producen los iones bicarbonato (HCO3−). Los iones
bicarbonato son asimilados por los animales acuáticos en la formación de sus
tejidos. Una vez que estos seres vivos mueren, quedan depositados en los
sedimentos calcáreos de los fondos marinos. Finalmente, el CO2 vuelve
a la atmósfera durante las erupciones volcánicas, al fusionarse en combustión
las rocas con los restos de los seres vivos. Los grandes depósitos de piedra
caliza en el lecho del océano así como en depósitos acotados en la
superficie son verdaderos reservorios de CO2. En efecto, el calcio
soluble reacciona con los iones bicarbonato del agua (muy solubles) del
siguiente modo:
Ca2+ + 2 HCO3− =
CaCO3 + H2O + CO2
En algunas
ocasiones, la materia orgánica queda sepultada sin producirse el contacto entre
ésta y el oxígeno, lo que evita la descomposición aerobia y, a través de la
fermentación, provoca la transformación de esta materia en carbón, petróleo y
gas natural.
Efecto invernadero
El dióxido de
carbono, junto al vapor de agua y otros gases, es uno de los gases de efecto invernadero (G.E.I.) que contribuyen a que la Tierra tenga una temperatura tolerable para la biomasa. Por otro
lado, un exceso de dióxido de carbono se supone que acentuaría el fenómeno
conocido como efecto invernadero, reduciendo la emisión de calor al
espacio y provocando un mayor calentamiento del planeta; sin embargo, se sabe
también que un aumento de la temperatura del mar por otras causas (como la
intensificación de la radiación solar) provoca una mayor emisión del dióxido de
carbono que permanece disuelto en los océanos (en cantidades colosales), de tal
forma que la variación del contenido del gas en el aire podría ser causa o
consecuencia de los cambios de temperatura, cuestión que no ha sido dilucidada
por la ciencia.
En
los últimos años la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera ha
presentado un aumento. Se ha pasado de unas 280 ppm en
la era preindustrial a unas 390 ppm en 2009 (aun cuando su concentración
global en la atmósfera es de apenas 0,039 %). Este aumento podría
contribuir, según el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático promovido por la ONU, al calentamiento global del clima planetario; en oposición, otros científicos dudan de que la
influencia de los gases llamados "de efecto invernadero" (básicamente
anhídrido carbónico y metano) haya sido crucial en el calentamiento que se
lleva registrando en promedio en la superficie terrestre (0,6 °C) en los
aproximadamente últimos 100 años.
El
dióxido de carbono ha estado siempre presente en la naturaleza y es
imprescindible para su equilibrio, el cual se consigue a través del llamado
“ciclo del carbono” donde durante un largo periodo de tiempo, se producen, en
un proceso biogeoquímico una serie de transformaciones de CO2 esenciales para
la regulación del clima y la vida en la tierra.
Los
seres vivos, al respirar consumen
oxigeno del aire y desprenden dióxido de carbono (CO2). Lo mismo ocurre con
cualquier tipo de combustión, como, por ejemplo, la de gasolina, carbón o
madera. En contraposición las plantas, mediante la fotosíntesis, aprovechan el dióxido de carbono para
elaborar sustancias nutritivas y desprenden oxigeno. De este modo se mantiene
en la atmósfera un equilibrio entre ambos gases, la cual ha sido prácticamente
constante hasta nuestros días. Ahora bien el desarrollo industrial ha provocado
un aumento considerable de la cantidad de dióxido de carbono contenido en el
aire, mientras q la tala generalizada de
bosques ha reducido la del oxigeno generado por la vegetación.
El
dióxido del carbono se comporta ante la radiación como el vidrio de un
invernadero, dejando pasar el calor
hacia el interior pero no hacia el exterior. Consecuencia de ello es que se
produce un calentamiento de la Tierra y de la capa de la atmósfera, que se conoce como efecto invernadero. La combustión del petróleo y sus derivados
contribuyen a crear dicho efecto.
Daniela
Álvarez
C.I:
18.697.811
2do
Año de Contaduría Pública
Sección
“2”
ECOLOGÍA:
ResponderEliminarEs la ciencia que se encarga de estudiar la relación entre los seres vivos y su ambiente, entendido como la suma de los factores abióticos (como el clima y la geología) y los factores bióticos (organismos que comparten el hábitat). La ecología analiza también la distribución y la abundancia de los seres vivos como resultado de la mencionada relación.
Etimológicamente la palabra deriva del griego oídos, que significa "hogar", por consiguiente se podría decir que la ecología es el estudio de la" vida domestica" de los organismos vivos.
Karelys del V. Briceño R.
2do. Año de Contaduría Pública
Sección 2
UNERG