Salvemos el clima. Energía 100% renovable para todos
Los efectos del calentamiento global son cada día más visibles y ha llegado
el punto en el que tenemos que elegir: seguir padeciendo las consecuencias del
cambio climático o dar un paso al frente y comenzar a demandar un modelo
eficiente y 100% renovable.
El clima está cambiando. El uso masivo de
carbón, petróleo y gas como fuente de energía está provocando que millones de
personas estemos en riesgo de sufrir cada vez mayores temporales, olas de calor,
sequías, inundaciones, enfermedades infecciosas… Esos mismos combustibles
envenenan el aire y el agua cuando se extraen. El Gobierno español por
su parte parece empeñado en impulsar ese modelo obsoleto y contaminante apoyando
proyectos como las prospecciones o el fracking, que beneficiarán a unas pocas
empresas a costa de perjudicar a muchos.
Y todo ello cuando la solución ya
está disponible y podemos lograr el 100% de energía limpia, renovable y
eficiente. Es técnicamente viable y será mucho más barato transformar el
sistema energético que seguir como hasta ahora. Además, nos permitirá llegar a
emisiones cero para mitad de siglo. Ese es el mensaje que llevaremos a la
cumbre del clima que tendrá lugar en París en diciembre, cuando se reunirán los
líderes mundiales para decidir un nuevo protocolo como el de Kioto.
Necesitamos demostrarles que la sociedad
lo tiene claro: no a un modelo sucio y contaminante. Sí a una apuesta por un
modelo eficiente y renovable.
POR QUÉ ACTUAR
FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO:
Numerosos organismos públicos
preocupados por su política medioambiental quieren dar un paso más allá y dar
un salto cualitativo en cuanto a su relación con el medio ambiente y en
concreto en sus acciones frente al cambio climático. Los motivos principales
para llegar a esta situación son varios:
- Conciencia ambiental.
- Efecto ejemplarizante. Los
organismos públicos tienen la posibilidad de actuar como motores de cambio
por su situación estratégica dentro del conjunto de la sociedad.
- Aumento de la eficiencia del organismo. Aumentando la eficiencia en el
funcionamiento de la actividad y las instalaciones del organismo, se
pueden conseguir importantes reducciones en los consumos y por lo tanto de
costes económicos (lo cual beneficia a toda la sociedad que representa),
los cuales se traducen directamente en reducción de gases efecto
invernadero.
Retos de
Latinoamérica para enfrentar el cambio climático
Para
los países latinoamericanos, las negociaciones actuales sobre cambio climático
son un importante escenario para identificar temas críticos, en los cuales la
región debe enfocar esfuerzos para lograr acuerdos regionales, y actuar ante
ellos con acciones nacionales basadas en sus políticas públicas.
El
cambio climático es un fenómeno que cada vez está tomando más trascendencia por
los impactos que se observan en el mundo. En específico, para la región de
Latinoamérica, el Panel Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático
(IPCC, por sus siglas en inglés) señala que la variabilidad climática y los
eventos extremos han afectado la región; que ha habido importantes cambios en
los patrones de precipitación; que durante las últimas décadas se ha
incrementado la temperatura promedio y se espera que para el final del siglo
haya aumentos de entre 1 y 4 °C dependiendo del escenario; que existe un riesgo
significativo de extinción de especies en varias zonas tropicales; que para el
2020 el número de personas que experimentarán problemas en la disponibilidad de
agua se incrementará entre 7 y 77 millones de personas; y que el aumento en el
nivel de mar, la variabilidad climática y los eventos extremos afectarán de
manera significativa las zonas costeras, entre otros impactos.
En ese
sentido, las negociaciones actuales sobre cambio climático son un escenario de
gran importancia para la región debido a que en las mismas se están tomando
decisiones de relevancia enfocadas en enfrentar este fenómeno. Es necesario que
los países de Latinoamérica reconozcan cuáles son los temas prioritarios a
abordar para focalizar sus esfuerzos en lograr acuerdos en ellos.
Sin
desconocer que cada país tiene sus particularidades, e incluso hay subregiones
en los países con características y necesidades distintas, hay tres aspectos
que se deben considerar con especial interés: 1. La Reducción de Emisiones por
Deforestación y Degradación (REDD); 2. La adaptación de ecosistemas naturales;
y 3. Convertirse en economías de bajo carbono por medio de la eficiencia
energética y el uso de energías renovables.
Programas
de REDD y la adaptación de ecosistemas
Generalmente,
se considera que los países latinoamericanos tienen un bajo aporte a las
emisiones de gases efecto invernadero (GEI), causantes del cambio climático.
Sin embargo, en ocasiones las estimaciones no consideran las emisiones
generadas por efectos del cambio de uso de suelo, que en varios países de la
región son la mayor fuente y que aumentarían su contribución. Un informe del
Banco Mundial explica que aproximadamente la mitad de las emisiones en
Latinoamérica son debidas a este cambio de uso de suelo y en algunos países
como Bolivia, Brasil, Ecuador, Guatemala y Perú supera el 60%, lo que hace que
12% de las emisiones globales provendrían de esta región.
En ese
sentido, las discusiones que se den sobre REDD podrán generar importantes
oportunidades y de hecho, ya se están viendo este tipo de señales. El Fondo
FCPF (Forest Carbon Partnership Facility) del Banco Mundial, presentado en la
13ª Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio
Climático, realizada en Bali en 2007, tiene como meta apoyar con US$ 185
millones a 37 países para prepararse y generar capacidades en REDD. Argentina,
Bolivia, Colombia, Chile, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras,
México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Suriname, son los países de
Latinoamérica que han sido aceptados para avanzar en el proceso.
La
adaptación es igualmente un componente de vital importancia para la región, la
cual necesita recursos significativos para enfrentar los impactos señalados
anteriormente. El Plan de Acción de Bali (PAB) estableció que la cooperación
internacional se debería enfocar especialmente en los países menos adelantados
y los pequeños estados insulares, teniendo en cuenta además las necesidades de
los países de África afectados por sequías, desertificación e inundaciones. En
ese sentido, es necesario revisar la estrategia de negociación de la
región en este tema ya que en el PAB no se reconoció la inmensa
vulnerabilidad de varias zonas en Latinoamérica.
Al
respecto, se puede mencionar que dos de los tres ecosistemas más vulnerables en
el mundo están en la región. Los corales y ecosistemas de alta montaña (el
tercer ecosistema corresponde a los casquetes polares) son vitales por su
provisión de servicios ambientales y para el desarrollo. Además los corales son
los ecosistemas marinos de mayor diversidad biológica, conteniendo los
criaderos de aproximadamente el 65% de las especies de peces de la región
latinoamericana, lo que implica que cualquier acción a favor de la conservación
de este ecosistema redundará en una mayor protección de industrias como la
pesquera.
Igualmente,
los ecosistemas de alta montaña están sufriendo los impactos del cambio
climático. Los glaciares en los Andes tropicales de Bolivia, Perú, Ecuador y
Colombia han disminuido su área por fenómenos relacionados con el cambio
climático, como el cambio de temperatura y humedad. Esta situación no sólo
implica problemas estéticos al reducirse la posibilidad de ver estos picos
nevados en el futuro ya que su desaparición tendría consecuencias económicas
significativas especialmente por la disponibilidad de agua y energía. Al
respecto, el Banco Mundial señala que millones de personas enfrentarían una
grave escasez de agua hacia el año 2020. Sobre el tema de energía, hay que
tener en cuenta que el 73% de la energía eléctrica en la zona Andina es
generada por centrales hidroeléctricas que en muchos casos dependen del agua
proveniente de las montañas.
- FRANGELINA GONZALEZ. C.I. 24.239.190
No hay comentarios:
Publicar un comentario